La televisión piquetera

Ponencia presentada a la Mesa de metodología y políticas del Movimiento de Documentalistas

La television “piquetera” ha hecho su aparición. Nefasta aparición por su metodologia y práctica de un populismo foquista comunicacional, enemigo frontal de la autoorganización y movilización de los nuevos movimientos sociales en el terreno de la comunicación.
Cualquiera que pretenda seriamente realizar una caracterización seria de la televisión piquetera tiene que hacerse algunas preguntas, y contestárselas sin especulaciones de secta o aparato.
La primera pregunta nos conducirá a descubrir el populismo, modelo reiterado si lo hay en la política tradicional:
¿De quién es el trasmisor con que se realizan las emisiones?
Parece una cuestión secundaria, pero no lo es en absoluto: es fundamental. Si el trasmisor no pertenece al movimiento de trabajadores donde la televisión piquetera desarrolla sus “acciones”, sino que es propiedad de alguien ajeno al barrio, estamos en un típico caso de paternalismo populista: el grupo supuestamente sujeto emisor de la comunicación no es dueño de los medios de producción comunicacional y depende de un “buen patrón” que se lo preste, y no es novedad que la libertad de expresión tiene como condición de posibilidad la propiedad del medio de comunicación imprescindible para concretarla y para sacarla del mero enunciado democrático burgués. Y que nadie argumente que en los casos conocidos el “prestador” no es un patrón, porque lo que importa no es su aspecto, sino el rol que cumple.
Algunas otras preguntas más nos conducirán a descubrir el aventurerismo foquista, modelo anacrónico si lo hay para esta etapa:
¿La televisión “piquetera” es capaz de sostener el proceso comunicacional en el tiempo o se limita a esporádicas emisiones propagandísticas?
¿Las emisiones son acciones de “propaganda comunicacional” al estilo de la propaganda armada o son parte de una activa movilización popular en la comunicación?.
¿Las emisiones son “acciones ejemplificadoras” de una vanguardia o el producto de un proceso de organización popular autosuficiente y autogestionada?.
Las respuestas son obvias.
El Movimiento de Documentalistas no puede participar ni directa ni indirectamente de tal propuesta. Y no solamente tenemos que negarnos a participar, sino que debemos desenmascarar dicha práctica entre los compañeros del movimiento social.
Al mismo tiempo, y esto es fundamental, debemos apartarnos de los grupos que cedan a la tentación de hacerle seguidismo a esta práctica populista, aventurera y foquista, totalmente ajena a las formas de auto organización y movilización de los nuevos movimientos sociales.
Por supuesto, como siempre ha sido, no llevaremos a adelante ninguna discusión con estos grupos ya que nunca en ninguna circunstancia el Movimiento de Documentalistas le dice a nadie lo que tiene o no tiene que hacer. Respetamos las elecciones de los demás y nos reservamos el derecho de realizar las nuestras.

Para concluir, trascribimos algunos párrafos tomados de otro documento referido al agitado tema de la contrainformación.

“Pero la propuesta de controlar los procesos comunicacionales de los trabajadores, de los sectores populares y de los nuevos movimientos sociales apareció una y otra vez disfrazada con diferentes nombres, formatos y soportes conservando su esencia usurpadora y manipuladora de la producción de información en nombre de los verdaderos protagonistas de los procesos de movilización social. Por ejemplo, los noticieros obreros, aún a pesar se sus estrepitosos fracasos, así como el novedoso engendro paternalista y foquista de la televisión “piquetera”...

...Es que la contra información como práctica comunicacional en la actual etapa, ya sea por la vía de noticieros obreros, por la de videos propagandísticos, o por la de la televisión “piquetera”, es una variante de la pequeño burguesía intelectual desesperada que da manotazos de ahogado para no perder el protagonismo que detentó en el terreno de la comunicación “progresista”. El secreto es “inventar” mecanismos de comunicación que pueda controlar y ofrecerlos como la panacea en los barrios para no quedar subordinada a los procesos comunicacionales que desarrollan los nuevos movimientos sociales de manera independiente y autogestiva.

El Movimiento de Documentalistas nunca tratará de usurpar el protagonismo a los trabajadores ocupados y desocupados en el terreno de la comunicación y de la producción documental. Nuestro mejor rol debe ser el de construir juntos las herramientas para que puedan producir su propia imagen y sus propios mensajes sin depender de grupos o medios ajenos, incluídos nosotros mismos....”