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Propuesta para la creación de una Televisora Comunitaria de La Matanza

El discurso mediático del gobierno de las multinacionales ha calado hondo en la clase media progresista de nuestro país, pero también en la de otros países latinoamericanos. Al mismo tiempo, los nuevos movimientos sociales quedan desarmados frente al embate de los canales de alcance masivo con propaganda oficial y les es muy difícil contrarrestar, aunque más no sea en su entorno territorial, el mensaje desmovilizador de los medios. Esto amerita, desde mi punto de vista, una urgente y audaz política de alcance local e internacional basada en la creación de canales comunitarios a desarrollar en el seno de los nuevos movimientos sociales.

Los objetivos propuestos son múltiples:

En primer lugar, movilizar a las bases de los movimientos sociales y sus aliados alrededor de la construcción de sus canales de televisión comunitarios; en segundo lugar, generar herramientas de guerrilla comunicacional para desarticular el discurso hegemónico del gobierno y los medios masivos de comunicación; y en tercer lugar, difundir la situación y las luchas del pueblo argentino a nivel internacional a través de la inserción de esos canales en la red mundial de medios comunitarios.
La experiencia venezolana en este sentido es instructiva.
Para inaugurar un canal comunitario sólo se requiere de un acuerdo con un sector de la comunidad y de la voluntad política para llevarlo adelante. No hace falta una compleja tecnología, ni un equipo de expertos en medios, ni siquiera un trasmisor. Alcanza con que un grupo de la comunidad asuma el compromiso, se conforme un equipo de coordinación y se inicien los talleres de capacitación y producción. Con estos requisitos imprescindibles, sumados a un nombre, un logo y un sitio en Internet, puede dejarse inugurado el canal comunitario y darle trascendencia nacional e internacional.

A partir de este lanzamiento, y de la existencia de un canal en acto y no en proyecto, es que se podrá iniciar una etapa de acumulación de conocimientos, equipamiento e inserción territorial. Así, con un trabajo persistente anclado en en talleres de producción de programas de televisión en el seno de la comunidad el canal va tomado forma y envergadura social.
La difusión de programas grabados o en directo emitidos en televisores o pantallas conectadas a un centro de emisión de circuito cerrado, actividad no vedada por la ley de radiodifusión vigente, permitirá sumar experiencia por retroalimentación a partir del contacto y la participación de sectores cada vez más amplios de la comunidad.
Asimismo, a partir de esta actividad televisiva, modesta pero real, se podrá lanzar una campana de recolección de colaboraciones y apoyos de organizaciones y redes nacionales e internacionales a fin de posibilitar la ampliación del radio y el carácter de las emisiones. Al mismo tiempo, se podrá comenzar a delinear la estrategia jurídica a seguir en pos de la legalización, si ella es posible, o de establecer las bases para generar una señal televisiva de aire al margen de las normas establecidas por el ente regulador de la radiodifusión amparándose en el derecho constitucional a la libre expresión.
El Movimiento de Documentalistas está en condiciones, a partir de la experiencia de los Talleres Documentales de Base, de actuar en este campo con un mínimo suficiente de conocimientos, responsabilidad y audacia.
Por todo esto, estoy convencido que el Movimiento de Documentalistas puede, y debe, proponer sin más dilaciones la realización de una experiencia piloto con esta orientación a un movimiento de trabajadores desocupados.

En definitiva, si las condiciones objetivas y subjetivas contradicen nuestra caracterización y no se puede desarrollar este proyecto hasta el final, quedará la experiencia registrada para un futuro en que las condiciones estén maduras.

Al menos es seguro que no habremos trabajado para el enemigo.

Caracas, 20 de Abril de 2004